El líder de la revolución de Islandia manda mensaje a Grecia

Por Tamara Lasheras Hace 2 horas. Repostéalo o comenta este post.

Hordur Torfarson es el impulsor de las protestas que pusieron fin al dominio de la élite que había mandado en Islandia durante años. El activista obligó al gobierno de Islandia a renunciar y expulsó a los representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) de su país.

Islandia es el país en dónde se han negado a pagar deudas ajenas a través del referéndum popular; y donde se procesa a los ministros y se encarcela a los banqueros.

A principios de junio de 2011, Islandia comenzó el jucio contra el ex primer ministro conservador Geeir H. Haarde por convertir Islandia de un país modelo con bonanza económica, en un país en el que el gobierno pedía a las familias que pagaran la suma de 50000 euros para terminar con la deuda de los banco quebrados.

Islandia en 2006 disponía de mayor renta per cápita que Estados Unidos. En 2007, Naciones Unidas la declaraba “mejor país del mundo para vivir”, según informa el diario Diagonal. La isla, con una población de 310000 personas, ocupaba el segundo puesto mundial en la compra de la marca de lujo Bang & Olufsen. Pero con la crisis, cambió su situación: llegaron la inflación y el desempleo, mientras que la corona y el PIB se desplomaban.

Así la indiganción y la ira llegó a la isla, con la llamada “Revolución de las Cazuelas y las Sartenes” exigieron a sus líderes y banqueros una respuesta por el colapso económico y financiero del país en 2009.

El diario Diagonal explica de manera clara las medidas que se tomaron en Islandia tras la Revolución de las Cazuelas y las Sartenes:

La constitución de Islandia hoy vigente ha sido redactada por el pueblo. El Tribunal Supremo es independiente. Las actas de todas las reuniones son públicas. El/la Primer Ministro estará a partir de ahora obligado a responder por su Gobierno ante el Parlamento. La información sobre asuntos de interés público estará siempre a la disposición del público. A través de este proceso, y a causa del mismo, el pueblo ha sido y será soberano.

Aunque nada de esto es garantía total de buen gobierno, el proceso constitucional islandés es, no obstante, un recordatorio oportuno, no sólo de la poderosa esperanza que el cambio desde abajo supone, sino, como las recientes tendencias (anti)democráticas en el sur de Europa han puesto de manifiesto, del carácter necesariamente interdependiente de las relaciones entre sistemas de gobierno y los diferentes tipos de capitalismo que apuntalan la estructura fundacional de dichos sistemas. El Truth Report o Informe de la Verdad que se elaboró en los meses anteriores, investigó las raíces de la crisis económica en Islandia –paradigma arruinado del experimento neoliberal– evidenciando la ausencia de democracia, de responsabilidad política y de transparencia que se escondían tras ella.

Un Truth Report de dimensiones internacionales podría revelar que estos errores son más intrínsecos a las formas de gobierno de lo que los gobernantes están dispuestos a admitir. Quedaría patente la necesidad de que todas aquellas personas cuyas vidas se ven afectadas por las estructuras de poder que caracterizan al neoliberalismo, reconsideren fundamentalmente la naturaleza de su democracia constitucional, y tomen las medidas necesarias para recuperarla.

Las protestas con sus posteriores cambios han dado su fruto. El diario El País informa que el crecimiento de la economía de Islandia superará este año la de la zona del euro y del mundo desarrollado. La economía de la isla creció un 2,9% el año pasado y se expandirá un 2,4% este año y el siguiente, según informa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Vea un video en el que transmite un mensaje a Grecia, ante su abrumadora situación económica: Grecia ” luchar con vuestro cerebro”

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